¿Quién puede jactarse de haber conocido a sus padres por un anuncio clasificado? Un enamorado, pase, pero ¿unos padres? Sin embargo, ese fue mi caso… A finales del año 1949, me adoptaron siendo un bebé, en Marsella. Hoy día soy un hombre de 65 años. Entre los dos, una vida marcada por el signo «anónimamente». Nacer anónimamente significa que mi madre dio a luz sin que nadie pudiera preguntarle su identidad y que me abandonó al nacer. No conozco su apellido ni su nombre. Hasta que mi hija me anima a ir en busca de mis orígenes… Esta película es mi historia, la de un hombre en la sesentena que coge de la mano al chiquillo que fue para tratar de comprender.